miércoles, 21 de enero de 2009

CAPITULO III: EL PROBLEMA DEL VALOR CUANTITATIVO

En toda sociedad, es esencial que el trabajo se aplique a la producción y que los productos sean distribuidos entre los miembros de la sociedad. Con el paso del tiempo el modo de organizar y llevar a cabo estas actividades va cambiando.

Las mercancías se cambian unas por otras en el mercado en proporciones precisas y absorben también cierta cantidad de la fuerza de trabajo total disponible en la sociedad. Estos dos están relacionados porque las proporciones del cambio y las proporciones del tiempo de trabajo se corresponden.

En la determinación del valor no debe tomarse en cuenta más trabajo que el socialmente necesario. El tiempo de trabajo socialmente necesario se refiere a la cantidad de trabajo realizado y no tiene nada que ver con el valor de uso o utilidad. El trabajo más calificado que el trabajo medio, debe tener sucesivamente una mayor capacidad de producir valor. La relación entre los dos tipos de trabajo es susceptible de medición independiente de los valores de mercado de sus productos. Hay dos posibilidades:

Es trabajador calificado por una habilidad natural. La regla aquí sería que la superioridad del más diestro se manifiesta independientemente de la línea de producción en que pueda ser empleado. O Bien es trabajador calificado por su entrenamiento superior. El obrero superior emplea justo a su trabajo el de sus maestros a los que debe su cualificación.

Las diferencias en habilidad natural son más o menos constantes, aún cuando los obreros sean movidos de una línea de producción a otra, aunque hay casos que contradicen esta suposición, como que hay individuos que son muy hábiles en alguna actividad concreta, pero su capacidad productiva en general no resalta de las demás, pero es una excepción.


El papel de la competencia

Ver bajo qué condiciones las proporciones del cambio corresponde exactamente a las proporciones del tiempo de trabajo, con el famoso ejemplo del ciervo y el castor de Adam Smith:

Los cazadores de Adam Smith son lo que Marx hubiera llamado productores simples de mercancías. Una proporción de cambio, como la de un castor por dos ciervos, constituye una situación estable. Es la proporción de cambio la que puede conservar el equilibrio. Para obtener este resultado, es necesario que:

- Los cazadores pueden dejar libremente la caza del ciervo por la del castor, si haciéndolo pueden mejorar su situación.
- Y la otra sería que no hay obstáculos para ese cambio.

Dada esta clase de competencia en una sociedad de producción simple de mercancías, la oferta y la demanda estarán equilibradas sólo cuando el precio de cada mercancía sea proporcional al tiempo de trabajo requerido para producirla, o a la inversa, se establecerán precios proporcionales a los tiempos de trabajo sólo en caso de que las fuerzas competidoras de la oferta y la demanda puedan trabajar libremente.

Marx se ocupa en algunos de sus escritos de “la oferta y la demanda”, como un mecanismo destinado a eliminar las desviaciones entre los precios del mercado y los valores, lo que Oskar Lange llama un “mecanismo equilibrado”, en el momento en que oferta y demanda se equilibran mutuamente, y, cesan de actuar, el precio de una mercancía coincide con su valor real.


El papel de la demanda


A Marx se le acusa de haber ignorado el papel de la demanda, en el sentido de las necesidades y deseos de los consumidores, en la determinación de las relaciones de valor cualitativo.

Si se desea conocer tanto la proporción del cambio como la distribución del trabajo, es necesario contar con dos clases de información: el coste relativo en trabajo y la intensidad relativa de la demanda de uno y otro. Sería con esto posible determinar lo que puede llamarse el equilibrio económico general de la sociedad en cuestión. Es un “equilibrio” porque define el estado de cosas que persistirá.

Marx no trabajó en la dirección de sus contemporáneos, en la elaboración de una teoría de la opción de los consumidores, la demanda social, es decir la que regula el principio de la demanda está condicionada por las relaciones mutuas de las distintas clases y posiciones económicas y que la demanda varía con respecto a las diversas mercancías. En la medida en que se acepta que la demanda del mercado está dominada por la distribución del ingreso, parecería que no se puede escapar del todo a la conclusión de que los problemas del valor deben ser abordados por la vía de las valuaciones subjetivas de los consumidores. Se interesa en“la ley económica del movimiento de la sociedad moderna, “el modo de producción de la vida material determina el carácter general de los procesos sociales, políticos y espirituales de la vida. No es la conciencia de los hombres la que determina su existencia, sino que por el contrario, su existencia social determina su conciencia”.


“la ley del valor” resume las fuerzas actuantes en una sociedad productora de mercancías que regula las proporciones del cambio de mercancías, la cantidad producida de cada una y la asignación de la fuerza de trabajo a las diferentes ramas de la producción. La condición básica para la existencia de una ley del valor es una sociedad de productores privados que satisfagan sus necesidades por el cambio entre ellos. La ley del valor es una teoría de equilibrio desarrollada con referencia a la producción simple de mercancías y después adaptada al capitalismo


El valor y el precio de producción

Los precios de producción se derivan de los valores de acuerdo con ciertas reglas: las desviaciones no son arbitrarias ni carecen de explicación.

Precio de monopolio -- El control de la oferta por el monopolista le permite aprovecharse de las condiciones de la demanda. Aquí la demanda toma un significado especial y tanto el precio como la cantidad producida son diferentes de lo que serían en un régimen de competencia. Las relaciones de valor cuantitativo son desequilibradas por el monopolio, sin embargo las del valor cualitativo ya que no altera las relaciones sociales básicas de la producción de mercancías.

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